Mitanni. 1992 Técnica mixta s/ tela 87 x 71 cm |
Domina, en este estudio que da a un patio recoleto, al que da también la vivienda, una sensación de naturalidad. No hay aquí escenografía, ni trampa, ni truco alguno. Útiles de pintar, alguna postal fijada con una chincheta. Lienzos cartones, cajas, cuadernos de viaje – una selección se expuso en la Galería Nacional de Praga, que pese a su nombre se encuentra a corta distancia del estudio -, folios con anotaciones manuscritas, libros de arte – Moroni -, catálogos de exposiciones. En la casa propiamente dicha, un clima de recogimiento, una biblioteca bastante nutrida en poesía – en 1985 pintó un cuadro inspirado en el Libro del desasosiego, cuatro años más tarde hizo una carpeta de puntas secas titulada las cuatro estaciones, impregnada de sus lecturas de los hai kus de Basho, ahora acaba de hacer un libro con Javier Alcaíns y en general se puede decir que hay numerosos puentes entre su biblioteca y su universo plástico -, algunos cuadros de pintores de por aquí, y otros de pintores vascos.
A propósito de lo último, decir que por razones familiares este pintor nacido en la ciudad de Cáceres que es actualmente la de su residencia, ha vivido su infancia y su adolescencia en San Sebastián. Le marcó decisivamente aquel ambiente, en el que se formó por libre. Asistió a los Encuentros de Pamplona que se celebró en el año mismo, 1972, en que él presentó su primera individual; como a todos nos sucedía, le interesaba entonces el arte conceptual, hasta el punto de que en 1977 organizó un happening, titulado Suceso – hasta su título me recuerda al Alfonso Albacete de aquella misma época -, en una plaza de la que entonces era su ciudad de residencia. Una de las lecturas clave para su formación fue, lo ha subrayado María del Mar Lozano Bartolozzi, la Mitología vasca del Padre Barandiarán. Entre los pintores que entonces ejercieron una cierta influencia sobre él, él mismo ha mencionado a ese raro integral que fue el desaparecido Amable Arias. En 1985 le censuraron una de las exposiciones en la capital guipuzcoana, con el pretexto – leemos en un recorte de prensa de aquel entonces – de que eran “astracanadas”, y después de haber sido advertido “de la necesidad de que las obras expuestas se adecuaran a una línea de respeto al público y a la sociedad”, como si el artista tuviera que “adecuarse” a nada, como si por suerte o por desgracia no fuera siempre su destino la soledad, la asocialidad, la extraterritorialidad. Visiones de un chamán tituló Hilario Bravo una serie de papeles mostrado primero en su ciudad natal, y luego en Madrid, en la desaparecida Galería Término.
Femenino. 1992 Acrílico, aluminio, barniz y lápiz s/ tela 54 x 45 cm |
Como la misma muerte, también. “Siempre me han preocupado – le decía el año pasado a un entrevistador – los temas esenciales: la soledad, la muerte, el amor”. Geängstigt zunge, lenguaje angustiado, se titula beuysianamente, una de sus obras. “Lenguaje angustiado – escribe él – como pintura parietal o pintura mental: cuando el hombre pinta, sea sobre el soporte que fuere, lo que realmente hace es grabar signos sobre un tabique de su mente para así dejar los señuelos que le ayudarán a encontrar el camino de su búsqueda interior”. “Imaginarse -dice – las cenizas de Rembrandt en un cuadro suyo”. Los grises de ceniza de ceniza real, mezclada con el pigmento, están ahí para sugerirnos que estas historias son también de desolación y de ruina, que la muerte no deja de estar nunca al acecho, que vida y muerte se dan siempre, bataillescamente, la mano. “Asceta de la pintura” llamaba a Hilario Bravo, en un texto de 1986, su colega y paisano Juan José Narbón, y ciertamente estas obras, en las que reina una profunda melancolía – el negro humo también, el humo de una vela real sobre el fondo blanco del lienzo -, están dándole la razón.
Extremadura: destino de continentes. 1992 Técnica mixta sobre tela 186 x 308 cm |
Hilario Bravo avanza en varios frentes a la vez, y habría que decir también que le interesa el tema de la caja, el pequeño universo que cabe en una caja, y que por el estudio hay testimonios de su actividad en este otro frente. “Yo veo al artista – declaraba en una entrevista, en 1984 – un poco como ese vínculo de unión entre lo que no se entiende, entre la poesía y la vida vulgar, cotidiana”. Y añadía: “Que se tome conciencia de que el arte no es una cosa que adorna, sino algo verdaderamente vital”. En esas sigue, poeta de su propia vida. El mundo desde Cáceres
Catálogo Asamblea de Extremadura. Mérida, diciembre de 1994
Autorretrato frente al espejo. 1986 Escayola y cera s/ papel y madera 28 x 33 x 44 cm |
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