1994 Juan Manuel Bonet

EL MUNDO DESDE CÁCERES



Mitanni. 1992
Técnica mixta s/ tela
87 x 71 cm
Había visto aquí y allá, en premios, en Arco, en alguna colectiva, en las becas de Mojácar, cuadros sueltos del pintor, había recibido algunos de sus catálogos, le había conocido a él con ocasión de una de sus visitas a Madrid. Ahora tengo al fin la posibilidad de contemplar en directo un conjunto significativo de sus pinturas, de conocer su universo, de sacar alguna deducción también de su discurso “de estudio”, y de la que las paredes del propio estudio y de la propia casa puedan decirme, que siempre he sido amigo de escuchar ese idioma de las paredes…

Domina, en este estudio que da a un patio recoleto, al que da también la vivienda, una sensación de naturalidad. No hay aquí escenografía, ni trampa, ni truco alguno. Útiles de pintar, alguna postal fijada con una chincheta. Lienzos cartones, cajas, cuadernos de viaje – una selección se expuso en la Galería Nacional de Praga, que pese a su nombre se encuentra a corta distancia del estudio -, folios con anotaciones manuscritas, libros de arte – Moroni -, catálogos de exposiciones. En la casa propiamente dicha, un clima de recogimiento, una biblioteca bastante nutrida en poesía – en 1985 pintó un cuadro inspirado en el Libro del desasosiego, cuatro años más tarde hizo una carpeta de puntas secas titulada las cuatro estaciones, impregnada de sus lecturas de los hai kus de Basho, ahora acaba de hacer un libro con Javier Alcaíns y en general se puede decir que hay numerosos puentes entre su biblioteca y su universo plástico -, algunos cuadros de pintores de por aquí, y otros de pintores vascos.

A propósito de lo último, decir que por razones familiares este pintor nacido en la ciudad de Cáceres que es actualmente la de su residencia, ha vivido su infancia y su adolescencia en San Sebastián. Le marcó decisivamente aquel ambiente, en el que se formó por libre. Asistió a los Encuentros de Pamplona que se celebró en el año mismo, 1972, en que él presentó su primera individual; como a todos nos sucedía, le interesaba entonces el arte conceptual, hasta el punto de que en 1977 organizó un happening, titulado Suceso – hasta su título me recuerda al Alfonso Albacete de aquella misma época -, en una plaza de la que entonces era su ciudad de residencia. Una de las lecturas clave para su formación fue, lo ha subrayado María del Mar Lozano Bartolozzi, la Mitología vasca del Padre Barandiarán. Entre los pintores que entonces ejercieron una cierta influencia sobre él, él mismo ha mencionado a ese raro integral que fue el desaparecido Amable Arias. En 1985 le censuraron una de las exposiciones en la capital guipuzcoana, con el pretexto – leemos en un recorte de prensa de aquel entonces – de que eran “astracanadas”, y después de haber sido advertido “de la necesidad de que las obras expuestas se adecuaran a una línea de respeto al público y a la sociedad”, como si el artista tuviera que “adecuarse” a nada, como si por suerte o por desgracia no fuera siempre su destino la soledad, la asocialidad, la extraterritorialidad. Visiones de un chamán tituló Hilario Bravo una serie de papeles mostrado primero en su ciudad natal, y luego en Madrid, en la desaparecida Galería Término.

Femenino. 1992
Acrílico, aluminio, barniz y lápiz s/ tela
54 x 45 cm
En los cuadros, porque evidentemente hace mucho que Hilario Bravo ha dejado la agitación callejera, hace mucho que sabe que su batalla es una batalla que se plantea en términos pictóricos, en los cuadros estamos cerca del blanco, de un blanco twomlyano. Hilario Bravo es uno de los pintores que conozco que más amor tiene por ese color, que más se empapa de él, que más lo vive. No se trata, como por lo demás, del blanco aséptico de ciertos minimal – aunque desde luego está claro que le ha interesado la pureza de esta tendencia, su capacidad para restar en lugar de sumar, como en los povera le ha interesado, valga la redundancia, una cierta pobreza, su capacidad para expresarse con la realidad más elemental, sin mediaciones -, sino que junto a él hay otros colores, ocres, grises, rosas, tierras, azules pálidos. Y hay una historia, “puñales de frío”, sexo – lo sexual es uno de los leit motivs subterráneos de esta obra -, copas -”they are not long, the days of wine and roses”-, “el bosque de Diana”, borgianos o junguerianos relojes de arena, corazones, pájaros, “tormentas de verano”, palmeras, flores, perfiles o cabezas humanos que son sede de “iluminaciones”, sombras ecos, huellas de objetos, y a veces los objetos mismos -ladrillos, hojas secas, cristales -, en su presencia real y descarnada. Un mundo de símbolos, un mundo de mitos, un mundo de sentimientos e intuiciones -la pintura como un diario, como memoria de la experiencia que del mundo hace el pintor -, un mundo de geometrías elementales habilitadas por el temblor de lo real, un mundo de grandes temas vehiculados a través de pequeñas cosas, un mundo de historias reales como la vida misma.

Como la misma muerte, también. “Siempre me han preocupado – le decía el año pasado a un entrevistador – los temas esenciales: la soledad, la muerte, el amor”. Geängstigt zunge, lenguaje angustiado, se titula beuysianamente, una de sus obras. “Lenguaje angustiado – escribe él – como pintura parietal o pintura mental: cuando el hombre pinta, sea sobre el soporte que fuere, lo que realmente hace es grabar signos sobre un tabique de su mente para así dejar los señuelos que le ayudarán a encontrar el camino de su búsqueda interior”. “Imaginarse -dice – las cenizas de Rembrandt en un cuadro suyo”. Los grises de ceniza de ceniza real, mezclada con el pigmento, están ahí para sugerirnos que estas historias son también de desolación y de ruina, que la muerte no deja de estar nunca al acecho, que vida y muerte se dan siempre, bataillescamente, la mano. “Asceta de la pintura” llamaba a Hilario Bravo, en un texto de 1986, su colega y paisano Juan José Narbón, y ciertamente estas obras, en las que reina una profunda melancolía – el negro humo también, el humo de una vela real sobre el fondo blanco del lienzo -, están dándole la razón.

Extremadura: destino de continentes. 1992
Técnica mixta sobre tela
186 x 308 cm
Junto a los cuadros, en los que tan importante es siempre el factor dibujístico, proliferan, en sus márgenes, otra serie de modalidades de expresión. “El papel – leemos en uno de sus textos- como cocina del pensamiento”. Muy numerosos bocetos, papeles – le fascinan las calidades del soporte -, grabados, cuadernos de viaje con dibujos – me llaman la atención unos de Amsterdam, y otros fruto de su estancia en Berlín, ciudad donde le atrajeron poderosamente los grabadores del expresionismo – y con collages y también con textos, a veces inconexos, y otras más articulados. Algunos de estos cuadernos han sido desguazados para ser expuesto, otros se conservan enteros. Entre los más antiguos destacan los Bocetos africanos, una selección de los cuales integró el cuaderno del mismo título publicado por la Editora regional de Extremadura dentro de su colección “La centena”; en esos bocetos, que el prologuista del volumen considera como un punto de inflexión hacia planteamientos más intuitivos de lo que hasta entonces habían sido los del pintor, éste da nuevas pruebas de su interés por las sociedades primitivas, por un mundo mágico, vías del tren, niños volando, representaciones del sexo femenino, un negro con un pájaro en la cabeza, una bruja, todo ello mirado con ojos de una pureza que podría calificarse de kleeniana, y ciertamente pensamos en el suizo, y en su paisana Meret Oppenheim, e incluso en Sima, ante Nube y pájaro.

Hilario Bravo avanza en varios frentes a la vez, y habría que decir también que le interesa el tema de la caja, el pequeño universo que cabe en una caja, y que por el estudio hay testimonios de su actividad en este otro frente. “Yo veo al artista – declaraba en una entrevista, en 1984 – un poco como ese vínculo de unión entre lo que no se entiende, entre la poesía y la vida vulgar, cotidiana”. Y añadía: “Que se tome conciencia de que el arte no es una cosa que adorna, sino algo verdaderamente vital”. En esas sigue, poeta de su propia vida. El mundo desde Cáceres



Catálogo Asamblea de Extremadura. Mérida, diciembre de 1994


Autorretrato frente al espejo. 1986
Escayola y cera s/ papel y madera
28 x 33 x 44 cm

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